Frómista
En plena planicie palentina, desde dónde aún cuesta divisar los picos de la Cordillera Cantábrica, y desde dónde, mires al punto cardinal que mires, es difícil distinguir en lontananza algo que no sean campos y tierras llanas, se asienta la localidad de Frómista.

Escudo nobiliario de los Boffard
La población revela un pasado de esplendor, con sus tres magníficas iglesias: San Martín de Tours, Santa María del Castillo y San Pedro. También tuvo dos sinagogas y por tanto una importante comunidad judía que habla de la importancia comercial de la villa en otros tiempos.

San Martín – Vista del ábside
San Martín es una joya del románico y quizá sea lo más internacionalmente conocido de Frómista. Del siglo XI, conserva actualmente su diseño original, pues los añadidos posteriores, que los hubo, fueron eliminados durante su restauración a finales del XIX y principios del XX.

San Martín – Fachada norte
El exterior del templo es curioso por sus dos torres cilíndricas y por su cimborrio octogonal. Aparte de ésto, el diseño de la iglesia corresponde a los cánones más puros del estilo románico. Más allá de la pureza, gracia y equilibrio de las forma románicas, San Martín es también conocida por la profusa decoración que los maestros canteros labraron para este templo.
http://arteguias.com/iglesia/sanmartinfromista.htm
http://www.arquivoltas.com/8-palencia/02-Fromista00.htm

San Pedro – Torre y campanario
San Pedro es de estilo gótico y es la actual sede parroquial. Alberga un museo de arte sacro y aledaño se encuentra el museo etnográfico de la localidad.

San Pedro – Portada renacentista
Santa María del Castillo es también de diseño gótico y cuenta la leyenda que el señor castellano en su lecho de muerte arrepentido de sus crueles obras en vida mandó construir el templo usando la propia tierra de la fortaleza. Puede ser cierta, pero también puede deberse a la poca importancia que representaría a finales del medievo una fortaleza defensiva en mitad del llano de castilla, cuando ya las fronteras del reino se encontraban muchos más al sur.

Santa Maria del Castillo
En Santa María se emplaza el museo VESTiGiA que nos habla de la leyenda del Camino de Santiago. Frómista, en la mitad de ninguna parte, se transita justamente en una de las etapas centrales del Camino Francés, la etapa que comienza a apenas una legua en Boadilla del Camino y que finaliza en la no menos famosa localidad de Carrión de los Condes.

Camino de Santiago – Etapa 15
El Camino por estas tierras es uniforme y rutinario. Los campos de cereal se suceden unos a otros y a veces la monotonía del paisaje la rompe la vega de un río o un pequeño cerro testigo. Como contrapartida el peregrino podrá visitar en estas etapas multitud de joyas románicas que deben su existencia al auge del camino en los siglos XI y XII y que de alguna forma también polarizaron la ruta de los peregrinos a través de estos llanos, en detrimento de los otros trazados. Un interesante simbiosis cultural que aún hoy deja sentir su efecto.

Peregrinos
En épocas más recientes, vemos que Frómista está bien situada en las rutas comerciales entre la meseta y el puerto al mar de Castilla que siempre fue Santander. La línea de ferrocarril y sobre todo el Canal de Castilla delatan la importancia de la Villa en las rutas comerciales desde la productiva meseta a los ricos puertos del norte. Fábricas de harinas y otras industrias nos hablan de un cierto esplendor durante el siglo XIX y XX, pero únicamente un edificio (una bodega) nos habla de industria y prosperidad en el siglo XXI.

Canal de Castilla
Frómista es por tanto una encrucijada de caminos. Está en el medio de la mitad de un campo inmenso, pero de alguna forma ha sabido atraer tanto a los viajeros que cruzaban estas tierras de este a oeste, como a los comerciantes que cruzaban la meseta de norte a sur.

Exclusa de Frómista
Siendo tierras de tránsito; el viajero debe estar preparado para duras jornadas al sol en verano y gélidos amaneceres en invierno. En su mochila nunca debe faltar viandas, sobre todo el queso curado de leche de oveja, pues el pastor y su rebaño parecen el ornamento natural de estos paisajes esteparios. Y si el viajero tiene tiempo de sentarse a la mesa, entonces no debe dejar de probar el asado de cordero lechal, pues en Castilla han sabido hacer de la sencillez una virtud y un buen figonero le dirá que para hacer un buen cordero sólo hace falta un buen cordero, agua, una pizca de sal y dos horas y media de horno en las que bien se puede discutir de lo divino y lo humano, o conocerse en una partida de mús.
http://www.fromista.com/?v=turismo&c=apartado&a=rutas_ocio
Tratándose de una población en el camino, al viajero no le será difícil pernoctar en la villa. Hay alojamientos para todos los gustos y bolsillos, que van desde el moderno y lujoso hotel Doña Mayor hasta el económico y ergonómico albergue para peregrinos. Para grupos grandes existe un hotel rural sin grandes alardes, pero limpio, cómodo y con mucho espacio para grupos de familias con niños (Hotel rural San Telmo).
También hay múltiples opciones para comer y para todos los bolsillos, gracias una vez más a la idiosincrasia impuesta por los prácticos peregrinos. Hay múltiples sitios de menú del día, centrados quizá en estos visitantes fugaces. Como opciones más originales, el restaurante de la hostería de los Palmeros puede ser una buena opción para degustar un cordero asado; por otro lado la Venta Boffard puede ser una opción más informal para picotear productos típicos de la zona.